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Trastornos de la Personalidad

Actualizado: 5 nov 2023



Existen varios tipos de Trastornos de la Personalidad (TP) según la conducta, pensamiento y emoción rígida e insana que se manifieste. Aunque sea cual el tipo de TP, comparten entre sí una mala adaptación al medio, por una repetición incesante de conductas desadaptativas que hacen más daño que bien.


Qué es la PERSONALIDAD

El término "personalidad" ha ido variando en el tiempo. El origen está en persona (vocablo latino), que era como se conocía a la máscara que usaban los actores en el teatro clásico, con el objetivo de mostrar lo que no es. Más adelante, abandonaría esa connotación de ilusión para referirse a los atributos físicos y reales de la persona.


Hoy en día, la personalidad es un constructo psicológico que a grandes rasgos engloba a todo aquello que nos hace únicos e irrepetibles, pasando el concepto de una realidad externa a una interna (psicológica).


No existe un solo concepto de personalidad, hay tantos como autores en esta área, aunque cabría destacar a Allport como uno de los máximos responsables.


En la vida cotidiana pareciera que la personalidad es algo cuantitativo, o se tiene mucha o se tiene poca, cuando realmente todas las personas tienen una personalidad (ya sea más rígida o flexible). Ciertas frases de la vida cotidiana se alejan de lo que realmente es la personalidad, por ejemplo: "Tienes mucha personalidad" en vez de "Me gusta esa iniciativa tuya" cuando queremos remarcar que la persona tiene una forma de actuar que la distingue del resto. Lo mismo con la frase: "¡Qué poca personalidad tienes!" en vez de:"¡Eres demasiado indeciso y no te expresas!" usada normalmente cuando una persona es muy indecisa al elegir o prefiere que otros elijan.


Personalidad como protección

Gracias a la personalidad podemos adaptarnos a distintos medios según convenga, no somos la misma persona según la circunstancia, no seríamos igual de amigables en una fiesta de cumpleaños que en una reunión con el jefe de la empresa o en un control de alcoholemia. Además de ello, puede ser un factor de protección ante las adversidades. Si está bien construida y consolidada, ayudará a encontrar alternativas ante un problema, en vez de usar una y otra vez la misma estrategia que no funciona, como ocurre por ejemplo en las personas que sufren de Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).


Personalidad, temperamento y carácter

Muchas personas usan en el lenguaje coloquial estos términos como sinónimos cuando no lo son.

  • El temperamento viene dado por una predisposición biológica hacia ciertos rasgos (como la extroversión). Es muy difícil de cambiar, viene inherente en nosotros. Influyen mucho las neuronas y neurotransmisores. El ambiente no lo moldea.

  • El carácter es la parte moldeable por la experiencia, hasta ser más estable y definido en la adolescencia. Está más sujeto a cambio, sobre todo si han habido eventos muy impactantes y estresantes en la vida de la persona.


La personalidad sería la interacción entre biología (temperamento) y aprendizaje (carácter). El temperamento NO fija la futura personalidad, pero sí que "marca" el camino a seguir. De tal forma que, si nos encontramos ante un niño sensible, es poco probable (pero no imposible) que con el paso de los años desarrolle un personalidad histriónica, por ejemplo. Si bien es cierto que la personalidad adulta puede verse modelada por normas sociales, estilo de relación de las figuras de apego, así como condiciones de vida.


Personalidad normativa y patológica

Si bien es cierto que la línea que marca lo normativo está muy influenciada por la cultura en la que estemos, podemos intentar situar esta línea en un continuo cuyos extremos serían la normalidad y la patología. Una personalidad normativa y adaptativa es aquella que se desarrolla en función de conductas socialmente aceptadas por la cultura a la que pertenece la persona. Una personalidad patológica es aquella que se desvía (en intensidad y frecuencia) de lo anterior.


Aunque una diferencia clara radica en la adaptación al medio y a los cambios que ocurran en la vida de la persona. Siempre hay que tener en cuenta la cultura de procedencia de la persona porque quizás haya un choque de valores y normas sociales, ya que, en el caso de haberlo, no podríamos hablar de TP.


Siempre hay que comprobar el nivel de malestar que presenta la persona, es decir, si es consciente de que algo le ocurre y ello le interfiere en las acciones de la vida diaria.


Trastorno de Personalidad (TP)

Se puede definir un TP como un patrón desadaptativo de emociones, pensamientos y comportamientos distintos a los de la cultura en la que reside la persona. Además, este patrón provoca malestar significativo e interfiere en su vida cotidiana. Los TP suelen comenzar en la adolescencia o adultez temprana, siendo en la mediana edad menos evidentes.




Las personas que sufren de TP tienen problemas en las áreas:

  • Cognitiva: Tienen una imagen de sí mismos poco estable, su percepción cambia según la persona con la que estén o la situación. Puede haber sentimientos de vacío y un pensamiento irracional y catastrófico.

  • Relaciones interpersonales: Existencia de pocas relaciones íntimas y duraderas, y de haberlas saturarían y quemarían a las personas. Pudiendo llegar la persona con TP a parecer insensible y carente de empatía.

  • Conductual: Marcada por una gran impulsividad.

  • Emocional: Tienen respuestas emocionales inadecuadas, pudiendo ser exageradas o inexistentes.

Otra característica podría ser la falta de responsabilidad que atribuyen a sus problemas, ya que tienden a culpar a los demás de lo que les ocurre.


Para hablar de un TP hay que excluir que el funcionamiento de la persona sea así por efecto de alguna droga, estado mental transitorio (como una crisis de ansiedad) u otra condición médica.


Causas de un TP

Podríamos dividir entre factores genéticos y ambientales.


Los primeros se refieren a la heredabilidad de padecer el trastorno si alguno de los progenitores sufre de algún TP, si bien es cierto que no se hereda el trastorno en sí, sino los rasgos desadaptativos.


Ahora bien, el ambiente será clave para desarrollar ese TP hipotético o no, si el entorno es estructurado, con una unidad familiar unida, buena relación de apego, sin experiencias traumáticas y buena interacción interpersonal, puede que nunca llegue a desarrollarse ese TP a pesar de tener esa predisposición a tenerlo. La genética carga la pistola, pero es el ambiente el que dispara (o no).



Tipos de TP

Todos los siguientes TP son difíciles de verlos "puros", normalmente lo que hay son rasgos de distintos TP.


Se clasifican en tres grupos:

GRUPO A: Hay pensamientos/conductas muy extravagantes y extrañas.

  • Trastorno paranoide de la personalidad: Hay una gran desconfianza hacia los demás, todo se malinterpreta de forma malévola para quien lo sufre. Puede darse previamente a la esquizofrenia.

  • Trastorno esquizoide de personalidad: Tienen una forma extraña de pensamiento y de percibir el mundo, suelen aislarse socialmente por una indiferencia hacia los demás y tener una expresión emocional limitada.

  • Trastorno esquizotípico de personalidad: Pueden presentar distorsiones cognitivas y perceptivas (como pensamiento mágico o creen que alguien susurra su nombre), así como una forma de vestir y actuar extraña. También puede haber una gran ansiedad social y pueden ser conscientes de la realidad. Puede darse previamente a la esquizofrenia.

GRUPO B: Hay pensamientos/conductas muy dramáticas, impredecibles o emotivas.

  • Trastorno de personalidad antisocial: Existe un patrón de indiferencia hacia las normas sociales y derechos de los otros. Pueden llegar a estafar, destruir propiedades y engañar sin ningún remordimiento. Se da desde antes de los 15 años.

  • Trastorno limítrofe de personalidad (TLP): Marcados por un patrón inestable de relaciones interpersonales, imagen de sí mismo e impulsividad. Tienen mucho miedo de ser abandonados, experimentan sentimientos de vacío e incluso pueden llegar a autolesionarse.

  • Trastorno de personalidad histriónica: Hay una gran necesidad de atraer la atención de otras personas (sobre todo con el aspecto físico), son muy emocionales y dramáticos. Exageran mucho las emociones y pueden ser muy sugestionables.

  • Trastorno de personalidad narcisista: Tienen una visión exagerada de sí mismos, pudiendo llegar a devaluar a otros y mostrar falta de empatía. Suelen tener una autoestima frágil.

GRUPO C: Hay pensamientos/conductas muy ansiosas o temerosa.

  • Trastorno de personalidad por evitación: Patrón marcado de inhibición social por hipersensibilidad a evaluación negativa por parte de otros. La persona siente mucha ansiedad y pánico a hacer el ridículo. Realmente buscan afecto y llegan a idealizar relaciones.

  • Trastorno de la personalidad dependiente: Se depende tanto emocional como físicamente de otra persona. Hay una gran sumisión.

  • Trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva: Su preocupación gira en torno a la perfección y al orden. No es lo mismo que el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC).


Tratamiento

Muchas veces quienes piden ayuda son los familiares del que sufre algún TP, ya que la persona afectada no siempre considera que hay algo extraño en ella, sus síntomas son egosintónicos, esto quiere decir que sus síntomas los tiene normalizados porque siempre se ha visto así, no perciben que hayan cambiado, sino que esos síntomas del TP es parte de ellos.


Si bien es cierto que cuando la persona afectada busca ayuda puede ser porque haya hecho comportamientos muy graves o sufra de otro trastorno como abuso de sustancias.


El mejor tratamiento hasta la fecha suele ser farmacología (para los síntomas más graves) y terapia dialéctica-conductual. No existen fármacos específicos, pero sí que los que más se suelen recetar (por un psiquiatra) son estabilizadores del estado de ánimo, antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos. Además, se ha mostrado muy útil incluir entrenamiento en habilidades sociales y terapia familiar.


También el autocuidado se muestra muy efectivo, esto es, buena alimentación, ejercicio físico, rutinas diarias y buena higiene del sueño.


La hospitalización solo se requeriría como forma de estabilización y contención cuando la persona no es capaz de cuidarse, pudiendo hacerse daño a sí misma o a otras personas.


Para ayudar a estas personas es necesario tener una gran confianza y conocerla bien, para saber qué situaciones pueden acabar en crisis. Lo principal que habría que trabajar en todas estas personas sería flexibilidad cognitiva, capacidad de afrontamiento e independencia.


A pesar de que los patrones de mala adaptación son estables en el tiempo, el Trastorno Límite de la Personalidad y Trastorno Antisocial pueden mejorar con el paso del tiempo ya que su máxima expresión es en la adolescencia. Habiendo otros mucho más estables en el tiempo, como el TP Esquizotípico.

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