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Duelo por suicidio

Actualizado: 23 nov 2021



Entendemos por duelo un proceso de adaptación a una pérdida, desde la pérdida de un trabajo o una pareja a la muerte de un ser querido. El duelo actúa no sólo a nivel emocional (tristeza, anhedonia, etc.), sino también a nivel conductual (irritabilidad, …), físico (somatización, náuseas, …) y cognitivo ("¿Y si...?", "¿Por qué a mí...?",...). El duelo suele ser más intenso tras la pérdida de un ser querido, acentuándose y siendo más doliente cuando la causa de muerte no es natural. Esto es, accidente de tráfico, por un desastre natural, … y en especial, por suicidio.


El duelo por suicidio tiene características propias que lo diferencian de otros tipos de duelo. Por norma general, este duelo suele ser inesperado, inexplicable y repentino. Esto lo convierte en uno de los duelos más traumáticos y difíciles de resolver, pero no es imposible.


Todas las personas allegadas (familiares, amigos y compañeros de trabajo) que guardaban cierta relación con la víctima suicida se les conoce como "supervivientes", y el impacto emocional que deja en éstos suele ser muy grande. Una de las emociones qué con más frecuencia aparece es la culpa. Culpa con uno mismo al no darse cuenta de que algo iba mal con esa persona o hacia otros por no haber actuado a tiempo ("¿Cómo no pude darme cuenta antes?"; "Es culpa de él/ella por no haber hecho nada para evitarlo"; "¿Por qué me pasa esto a mí?").


Otras reacciones que aparecen en los supervivientes son:
  • Shock: Durante los primeros días y semanas suele aparecer una gran conmoción, donde los supervivientes pueden sentirse ajenos a la realidad, como que son espectadores de lo que está pasando. También suele acompañarse de síntomas físicos desagradables como cansancio, náuseas, etc.

  • Aturdimiento: En relación con la anterior, es un mecanismo de defensa del cerebro para protegernos de la pérdida. Frases como "Esto no puede estar pasando" y "No es real" son ejemplos de este estado de irrealidad que puede formarse. Lo mismo ocurre cuando sabemos que la persona ha muerto, pero no podemos expresar ninguna emoción.

  • Confusión: Junto con la dificultad para concentrarse son bastante habituales. Una forma de procesar este tipo de duelo es haciendo un ritual de despedida, así como hablarlo con otras personas.

  • Búsqueda del ser querido: Una de las formas que más aparece es repitiendo su nombre y soñando con esa persona.

  • Tristeza: Emociones como el llanto y la anhedonia (la disminución de placer al hacer actividades gratificantes para según qué persona) acompañan al duelo. Puede complicarse cuando la persona se impone que no debe de llorar ni comentarlo con nadie. Lo más sano es experimentar todas las emociones que uno siente.

  • Alivio: Ya que la persona ha dejado de sufrir, ya sea por una enfermedad terminal o porque llevaba muchísimo tiempo sin ser feliz.

  • Miedo: De qué será de nosotros sin esa persona, qué le diremos a sus hijos, amistades y demás conocidos. La incertidumbre de qué hacer los próximos días. Suele acompañarse de dolencias físicas como la taquicardia.

  • Enfado: Ya sea con la persona que se suicidó, las personas allegadas o hacia uno mismo por no haber hecho nada antes.

  • Angustia y desesperación: Como por ejemplo de no saber qué pasó y no poder hablar con la persona fallecida.


Otra característica a destacar es que, normalmente, los duelos por suicidio se llevan silencio incluso dentro de la propia familia. Hacer como que esa persona nunca se suicidó, no hablar de las emociones que siente cada miembro y hacer como si nada es contraproducente para todo el mundo. Viviéndose como un secreto tanto para todos los miembros como para la sociedad. Si cambiásemos el estigma que hace la sociedad hacia quien se suicida y sus familiares, podríamos ayudar muchísimo a la salud mental de los supervivientes. Comentarios que suelen hacerse en la calle en este tipo de situaciones pueden ser: "¡Qué familia!, parece que les da igual que se maten ellos mismos", "si se ha matado, algo raro tendría que tener". La sociedad juzga mucho al suicida ya que no entiende que lo que quería era huir de sus problemas, no simplemente la muerte.


¿Qué pueden hacer los supervivientes para sobrellevar mejor el duelo por suicidio?

En primer lugar, la aceptación, aceptar que lo que sentimos es natural y normal, que no hay que esconder las emociones, sino dejarlas fluir. Tampoco se trata de olvidar a la persona, sino de aceptar que hizo lo que hizo sin que la culpa fuera de nadie, que hay cosas que no podemos controlar. Y, por lo tanto, aceptar que hay preguntas que nunca tendrán respuesta. "¿Y si...? ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué no lo vi venir?". No sirve de nada formularlas, nunca sabremos la respuesta porque quizás ni quien se suicidó lo sabía.


Por otra parte, darse el permiso para vivir, reír y seguir con la vida. Cada persona necesitará su tiempo de luto, pero no toda la vida.


Algunos consejos:

  • Reservar un tiempo para el llanto y para recordar al fallecido.

  • Escribir sobre lo que pensamos, cómo nos sentimos, … escribir ayuda a desdramatizar la historia.

  • Ejercicio, lo cual puede ayudarnos a dormir mejor y a tener la mente ocupada.

  • Cuidarse y mimarse, no descuidar la alimentación, sueño, higiene ni las actividades que nos gusten.

  • No abusar de fármacos, en el caso de que los necesitemos para dormir, por ejemplo.

  • Respetar la elección de quien se suicidó.

  • Compartir la experiencia, ya sea con amigos o con asociaciones de supervivientes.

  • No buscar explicaciones que no están bajo nuestra mano. Preguntas del "¿Y sí...? ¿Por qué...?" No tienen cabida ya que frenan y estancan en el pasado.


¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de explicárselo a niños y adolescentes?

En el caso de los niños, primeramente, tienen que tener cierta madurez para entender el concepto de muerte, de que es algo irreversible y definitivo. El hecho de pensar que es mejor no contarles nada para ahorrarles sufrimiento puede llegar a ser peor, ya que se empieza a crear el tabú del suicidio, así como que no se tiene en cuenta las posibles preguntas y emociones del niño o adolescente.

Hay que evitar frases del tipo: "Se ha ido a dormir" "Está en un viaje muy largo" y similares. No hace más que confundir.

Que se sientan libres de preguntar y decir lo que sienten. En el caso de los niños, el uso de cuentos puede ayudar a facilitar la expresión, también los dibujos y el juego.

El hecho de que no expresen sus sentimientos no significan que no les duela la pérdida. Sobre todo, los niños, suelen expresar su duelo en cambios de conducta (son más irritables, o agresivos, etc.), tienen pesadillas o comportamientos regresivos, por ejemplo.



Referencias de ampliación:

García, V., Victoria, C. y Pérez , C.. (2013). Duelo ante muerte por suicidio. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 12(2), 265-274. Disponible aquí.

Rutherford, A. F. H. (2008). Reflexiones sobre la muerte: el duelo infantil y el suicidio juvenil. Psicología Iberoamericana, 16(1), 8-14. Disponible aquí.

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